Orgullo lilloano: científico de la UEL, entre los 21 más destacados del país
Orgullo lilloano: científico de la UEL, entre los 21 más destacados del país
Cada 10 años, la Fundación Konex otorga premios de Ciencia y Tecnología para lo cual designa como jurado a un panel de expertos (científicos y periodistas científicos) que se reúne y decide quiénes merecerían un Konex Diploma de Honor. En cada una de las 20 categorías pre-definidas (este año hubo “Ciencias de la Tierra y la Atmósfera”, “Paleontología”, “Ecología y Ciencias Ambientales”, entre otras, a las que se agregó una 21, “Pandemia”), se elige a los cinco científicos que el jurado considere que han sido los más destacados de la última década. En la categoría “Ciencias de la Información e Inteligencia Artificial”, el investigador de la UEL (Unidad Ejecutora Lillo - Fundación Miguel Lillo y Conicet), Pablo Goloboff, fue uno de los cinco seleccionados. Y no solo eso: fue elegido además como el más destacado de su categoría y por ello, recibirá el Konex de Platino el próximo 31 de octubre.
¿Cómo fue la convocatoria para tu participación en los premios Konex? ¿Te sorprendió?
Ciertamente me sorprendió porque no hay convocatoria; yo ni sabía que me estaban considerando hasta que me avisaron que había sido elegido. Para el premio Diploma de Honor (que ya me entregaron en una ceremonia realizada el 12 de setiembre en Buenos Aires) me llamó primero por teléfono Alberto Kornblihtt (presidente del Gran Jurado Premios Konex 2023: Ciencia y Tecnología) y más tarde el mismo Luis Ovsejevich (presidente Fundación Konex), quien llama personalmente a todos los premiados para comunicarles que han sido seleccionados. Para el Konex de Platino, me llamó también Ovsejevich; este me lo entregarán el 31 de Octubre.
"Si bien yo me considero un biólogo, taxónomo y sistemático, mi trabajo tiene una importante interfase con las Ciencias de la Computación. Las categorías “Biodiversidad” o “Taxonomía” no han existido este año (sí han existido categorías semejantes en eventos anteriores; por ejemplo, Abraham Willink, destacado científico del Instituto Lillo, ganó un Konex Diploma al Mérito en 1983 en la categoría “Zoología y Paleozoología”). El jurado me seleccionó por mis contribuciones en cuestiones computacionales, en la categoría “Ciencias de la Información e Inteligencia Artificial”), junto con otros 4 científicos, todos de UBA (la lista completa, aquí)".
Como científico, ¿a dónde crees que radica la importancia de este tipo de reconocimientos?
Esto es el reconocimiento de que mis aportes al campo de la reconstrucción filogenética me colocan, según el criterio de un jurado bastante calificado como para opinar (pero que obviamente puede equivocarse en sus apreciaciones) como uno de los 21 científicos argentinos que han hecho contribuciones más destacadas en el país en la última década. Ni más ni menos que eso. Esto es un reconocimiento simbólico, no monetario. Tampoco conlleva contratos ni oportunidades especiales, excepto en el aspecto nada menor de que implica que más gente puede enterarse de qué hago –mi trabajo es realmente para los especialistas, con lo cual ni siquiera muchos de mis colegas del CONICET entienden bien a qué me dedico, salvo que trabajen en taxonomía y en reconstrucción filogenética-.
Sos el desarrollador de TNT (Tree analysis using New Technology): ¿de qué se trata ese proyecto?
El estudio de las relaciones filogenéticas (i.e. el esquema ramificado que refleja el patrón de ancestralidad que relaciona a las especies vivientes, también conocido como cladística) presenta varias complicaciones. El problema básico es cómo se puede hacer para inferir, sobre la base de observaciones actuales, cuál es el posible patrón de descendencia con modificación. Esto involucra interpretar la evidencia actual mediante ciertos criterios. Mi trabajo consiste en el análisis, discusión y justificación de esos criterios (incluyendo mejora y refinamiento de criterios preexistentes) así como el aspecto práctico de cómo implementarlos. Esos criterios son cuantitativos -dado que es la única manera de justificar resultados de manera estricta -pero además los cálculos requeridos son tan intensivos que es necesario dedicar mucho esfuerzo a programar rutinas de computadora que no sólo entreguen resultados correctos (numéricamente hablando) sino que también es crucial que puedan hacerlo en tiempos razonables. Es decir, mi trabajo mezcla la biología y la taxonomía con la filosofía y la epistemología (para poder justificar criterios generales de cómo interpretar la evidencia), con las matemáticas y ciencias de la computación (para poder aplicar esos criterios teóricos en la práctica cotidiana).
"TNT es un programa de computadora que vengo desarrollando desde 1998. El proyecto se inició en colaboración con James S. Farris (el padre de la cladística moderna, entonces en Estocolmo, hoy jubilado) y Kevin Nixon (botánico y programador de Cornell University, New York). Hoy, el proyecto lo mantengo y dirijo yo, con contribuciones importantes de Santiago Catalano (investigador independiente) y, sobre todo, Martín Morales (técnico profesional adjunto). El programa tiene unas 220.000 líneas de código, que ocuparían unas 3.300 páginas a espacio simple. La última adición grande al programa la hice en el primer semestre de este año (con algo así como unas 10.000 líneas de código nuevo, para poder incorporar ideas sobre co-dependencias entre caracteres; el paper con los nuevos métodos está en revisión).
Es decir, TNT tiene muchas, muchas horas de trabajo encima. Incluye la posibilidad de hacer análisis filogenéticos de distintos tipos, para diferentes tipos de datos (e.g. morfológicos, moleculares, morfométricos), con distintos tipos de criterios (e.g. para tomar en cuenta la confiabilidad de los caracteres, para tomar en cuenta que algunos caracteres pueden estar correlacionados entre sí y no proveer fuentes de evidencia completamente independiente, para resumir resultados). Dado que cubre todos los aspectos de un análisis filogenético, el uso del programa es difícil y requiere de una experticia (tanto en el tema general como en el programa en particular) que no puede adquirirse de un día para el otro. No es un programa para el público en general; es un programa científico que usan muchos colegas que trabajan en biología, paleontología y biodiversidad, pero que es de un interés muy escaso para “el gran público”.
Estar entre los 21 científicos más destacados del país es, además de un orgullo, una responsabilidad. ¿Cómo te proyectas en los próximos años respecto a tu labor?
¿Cómo me proyecto? Uf, no tengo la menor idea. Tampoco la habría tenido si me hubieras preguntado eso mismo hace 5 años, y desde entonces he hecho varias cosas que tengo en alta estima. Entre ellas, los trabajos de Goloboff et al. 2018, de Goloboff & Arias 2019, y de Goloboff et al. 2019, para comparación de métodos basados en parsimonia y basados en modelos; el trabajo de Goloboff & Sereno 2021 sobre cómo evaluar qué cambios en un dataset producen cambios en los resultados filogenéticos. Otro de los trabajos importantes es el de cómo tratar caracteres inaplicables, que revisa y reunifica criterios que previamente se creían incompatibles (Goloboff et al. 2021). También publiqué un libro de 2 volúmenes sobre análisis de datos morfológicos, programé durante 2022 toda una interfase gráfica nueva para TNT (que dio lugar a la publicación de Goloboff & Morales 2023 en Cladistics), y este año tuve una iluminación súbita respecto del problema de las dependencias entre caracteres y produje algunos de los métodos más interesantes que pude hacer en mucho tiempo (Goloboff & De Laet, en prensa; esto lo presenté en la reunión anual de cladística en Nueva York).
"La pregunta de cómo me proyecto en los próximos años es muy difícil de contestar. En metodología, uno va trabajando un poco día a día, tomando y ampliando resultados en función de los temas que estén sobre el tapete en el campo. Ahora estoy dando un curso sobre reconstrucción filogenética, hasta mediados de octubre. Los cursos también son gratificantes, porque es bueno ayudar a la gente que quiere conocer un poco del tema de filogenia, pero me consumen mucha energía mental, así que desde hace unas semanas he bajado mi ritmo de trabajo y programación. Fijate que nunca me tomé un sabático en los 30 años que llevo en CONICET. En vista de eso, y de lo mucho que he producido en el último quinquenio/década, a lo mejor me tomo las cosas con más calma el año que viene. O no. Vaya a saber…".