Se entregaron los premios del concurso de fotografías "110 años de la Casa Cainzo"
Se entregaron los premios del concurso de fotografías "110 años de la Casa Cainzo"
El jurado entregó las distinciones a los tucumanos y tucumanas que lograron "leer de manera colectiva los valores de esta centenaria casa que, desde 1990, es el Centro Cultural Rougés de la Fundación Miguel Lillo". Detalles y muestra.
Los 110 años que cumple la Casa Cainzo, sede del Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo desde 1990, son motivo de diversas actividades que se están organizando con un doble objetivo: celebrar la permanencia en el tiempo de este edificio emblemático de Tucumán y continuar con una de las misiones centrales de la institución: estimular la producción artística e intelectual de la provincia y la región.
Así lo manifestó María del Pilar Ríos, directora del Centro Rougés, durante la entrega de premios del concurso de fotografía “110 años de la casa Cainzo”, cuyo objetivo fue invitar a tucumanos y tucumanas a mirar de nuevo el edificio y contribuir así a la composición de un mosaico que reuniera las diversas miradas de los tucumanos del siglo XXI. "Se trataba de una propuesta de construcción colectiva de contenidos que convocaba las voces de quienes quisieran aportar su creatividad y ofrecer un registro visual y personal. Los 110 años de la casa son una ocasión oportuna para celebrar y recuperar su historia y sus valores arquitectónicos que dan cuenta de procesos sociales y culturales de la provincia", detalló Ríos.
El jurado, integrado por Gabriel Varsanyi (arquitecto, fotógrafo y profesor de fotografía en las facultades de arquitectura y artes), Jorge Aráoz (fotógrafo de la Fundación Miguel Lillo) y el equipo de artes visuales del centro cultural, otorgó el primer premio a Guillermo Daniel Ruarte, el segundo premio a Alicia Gerónimo y el tercer premio a Martín Aráoz Remis. En tanto, se realizaron menciones especiales a las fotografías de Yasmín Agustina Galván, Ulises Flores, Matias Sancre Molina, Marcelo Damián Mancilla, Alberto Remis, Guillermo Ramiro Mamaní Lamas, Agustina Checa, Nicolás Naser, Mariana Falco, María Costas, Fabián Rivas y Mariana Íñigo.
"El jurado siguió cuatro criterios: cómo leían la arquitectura, cómo interpretaban los valores patrimoniales e históricos, la calidad fotográfica y la diversidad de miradas", especificó Ignacio Fernández del Amo, miembro del equipo de artes visuales de centro cultural. Fue el presidente de la Comisión Asesora Vitalicia de la FML, José Frías Silva, quien hizo entrega de las distinciones.
La directora del Centro Rougés, por su parte, agradeció al Ente Autárquico Tucumán Turismo por haberse sumado a la propuesta, "por compartir nuestra mirada sobre la importancia de reconocer nuestro patrimonio y por propiciar, a través de los premios, conocer esos múltiples destinos que la provincia ofrece".
Fernández del Amo manifestó que cuando comenzaron a planificar cómo querían festejar el 110° aniversario de la casa, una de las primeras decisiones fue que no querían ser los únicos que tuvieran el derecho a la palabra. "Si el patrimonio cultural es importante para las sociedades y para cada uno de nosotros, es porque nos ofrece un punto de anclaje a partir del cual proyectar nuestras vidas y nuestro futuro. Nos ayuda a definir nuestra identidad individual y colectiva. En esas primeras reuniones en las que imaginamos las actividades, nos preguntamos qué imagen tenían de la casa los tucumanos hoy: ¿cómo verán y sentirán la presencia de este petit hotel afrancesado en la plaza principal de la ciudad? ¿Sabrán que existe o habrá sido devorado por las construcciones aledañas?", especificó.
La mejor manera de descubrirlo, conforme señaló el especialista, era invitarlos a franquear la puerta, recorrer libremente los espacios y capturar las fotografías de aquellos lugares que les despertasen una emoción especial. "Todas sus fotografías cumplen con creces nuestro objetivo de leer de manera colectiva los valores de esta más que centenaria casa que desde 1990 es el Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo", enfatizó.
La arquitectura de una ciudad es huella de la cultura de los pueblos y de su evolución en el tiempo. Desde su construcción, en 1913, la casa de Julio Cainzo y Delfina Avellaneda ha formado parte del paisaje de San Miguel de Tucumán. Su arquitecto, el mallorquín afincado en Tucumán, José de Bassols, siguió los lineamientos del academicismo francés, muy en boga en la época, y construyó un “petit hotel” que se destaca dentro del conjunto de edificios que rodea la plaza principal de la ciudad.
Como casa de familia, como sede del Poder Judicial y -desde 1990- como Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo, la casa ha mudado su imagen en el imaginario colectivo de los tucumanos y de quienes visitan la ciudad.
Emplazada frente a la plaza principal de San Miguel de Tucumán, es testigo centenario de nuestra historia. La oportunidad de rescatarla, revisitarla, mirarla nuevamente y celebrarla se vuelve una coyuntura en la que las memorias son producidas y activadas, una ocasión pública, en palabras de la investigadora Elizabeth Jelin, para expresar y actuar esos diversos sentidos que le otorgamos al pasado, reforzando algunos, ampliando y cambiando otros. En este sentido, las conmemoraciones posibilitan reactualizar y resignificar acontecimientos y expresiones culturales y arquitectónicas que, de alguna manera, son fundacionales de la propia identidad de las comunidades. (María del Pilar Ríos, directora del Centro cultural Rougés de la FML).
Las fotografías estarán en exposición desde el 2 de junio
Las fotografías que se premiaron durante el acto en el Centro Cultural Rougés de la Fundación Miguel Lillo se expondrán en sus salas a partir del 2 de junio (Laprida 31).