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Acta zoológica lilloana 61 (2): 161167, 7 de diciembre 2017
El “estado ecológico” como concepto para la gestión de la cuenca
Salí-Dulce (Tucumán, Argentina)
ä
Resumen El simposio Probletica de la cuenca Salí-Dulce del VII Congreso Argen-
tino de Limnología (CAL7) en 2016 expuso las tensiones existentes entre gestores y cien-
tíficos. La falta de aceptación de un concepto como estado ecológico es en la base de
esta problemática. Se presentan aquí algunas reflexiones para reenfocar y buscar soluciones
definitivas a la probletica del agua (calidad y disponibilidad) en un contexto ecosistémico.
La experiencia europea al respecto debería marcarnos un camino en ese sentido y apelando
al federalismo definir una directiva marco del agua para la República.
Palabras clave: Directiva agua, Limnología, gobernabilidad del agua, ciencia, sostenibilidad.
ä
Abstract The Ecological Status as a Concept for Management of the Salí-Dulce
Basin (Tucumán, Argentina)”. The symposium Problematic of Salí-Dulce Basin during the VII
Argentine Meeting of Limnology in 2016 showed, again, the existing conflicts between water
managers and scientists. The basis of this problematic relies on the reluctance to embrace
the ecological status concept. It is exposed here some reflections to refocuses and seek
definitive solutions of water problems (quality and availability) within an ecosystem approach.
European experience combined with a revalorization of federalism should be a way to meet
those goals and to establish a framework directive for water in Argentina.
Keywords: Water directive, Limnology, water management, science, sustainability.
Recibido: 21/08/17 Aceptado: 07/11/17
The “Ecological Status” as a Concept for Management of the Salí-Dulce Basin
(Tucumán, Argentina).
COMENTARIO
«Los roles de la ciencia no han cambiado
pero las necesidades de la sociedad se han
alterado dramáticamente.»
Lubchenco, J. (1998)
INTRODUCCIÓN
Los Estados deben garantizar el acceso
al agua segura, por eso su disponibilidad se
ha convertido hoy en tema fundamental de
las agendas de cada gobierno. El manejo del
agua queda expuesto, entonces, a un conflic-
to entre sectores que usan y conciben a la
misma como un recurso que tiene funciones
ecológicas y proporciona servicios socioeco-
nómicos (el anillo con las cinco funciones o
servicios en la Figura 1). Solo recientemente
Hugo R. Fernández
Instituto de Biodiversidad Neotropical (UNT-CONICET), Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel
Lillo, UNT. San Miguel de Tucumán, Argentina. hrfe@csnat.unt.edu.ar
surgen algunas propuestas que abogan por la
squeda de un enfoque global del problema
(von Korff et al., 2012; Liu et al., 2017). El
mal uso del agua tiene consecuencias obser-
vables en el segundo anillo, algunas indiscu-
tibles y otras que suele quedar en segundo
plano para los gestores como es la rdida
de biodiversidad por desaparición de hábi-
tat (Fig. 1). En el centro de la figura está
representado como una nube, el sector que
involucra a los que toman decisiones en el
manejo del agua-recurso (Falkenmark,1997).
Es obvio que éstos, los que toman decisiones,
deben tener informacn precisa, con una
clara conciencia de su complejidad para evi-
tar empeorar una situación ya complicada.
Durante el simposio «Problemática de la
cuenca Sa-Dulce» en el VII Congreso Argen-
tino de Limnología tuve un déjà vu. Quiero
relatarlo para que se entienda el contexto y
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H. R. Fernández: El estado ecológico como concepto para la gestion de la cuenca Salí-Dulce
llegar a una conclusión sólida que nos sirva
a todos. En la sesión, que despertó gran ex-
pectativa en el medio, participaba un biólo-
go del Instituto de Biodiversidad Neotropical
(CONICET-UNT), una abogada, directora de
medio ambiente de la provincia y una inge-
niera agrónoma, técnica de la repartición de
Dirección de Recursos Hídricos de la Provin-
cia de Tucumán (Fig. 2).
Los resultados presentados por el investi-
gador, comparando estudios sobre datos de
bioindicadores (una métrica basada en la
presencia de ciertos organismos en el cuerpo
de agua capaz de definir una situacn de ca-
lidad ambiental) de los períodos 1992-1993
vs. 2014-2015, mostraban diferencias con los
presentados por la profesional encargada de
los estudios de vigilancia sobre la reddrica
basados principalmente en el Índice de Cali-
dad de Agua (ICA) y una serie de variables
fisicoquímicas. En un caso no había diferen-
cias entre los períodos comparados mientras
que en el otro caso se mostraba una mejora
en las condiciones de los sistemas vigilados.
Hasta aquí, podríamos decir que lo que si-
gu era lo esperable, una breve reflexn
con intentos de acercar posiciones, algún co-
mentario radicalizado contra los controles
y no mucho s. Finalizando el simposio,
tuve esa sensación de «esto ya lo viví», que
recién al cabo de unas horas pude identifi-
car a qué me remitía. Me llevó, esta vez, a
1998, durante el IV Congreso Argentino de
Entomología en Mar del Plata. Allí, en una
mesa panel sobre bioindicación, el Dr. Narcís
Prat explicó que, en España, aunque mejo-
raron los parámetros químicos de las aguas
luego de grandes inversiones en plantas de
Figura 1. Esquema de las funciones del agua modificado de la propuesta de Falkenmark
(1997). En el primer anillo las funciones, en el segundo anillo las consecuencias del mal
uso.
Figure 1. Water functions scheme (modified from Falkenmark 1997). First ring shows the
functions of water, the second ring represents the consequences of its misuse.
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tratamiento de ciudades, los organismos no
aparecieron en los ecosistemas lóticos (Prat
et al., 1999). Hubo entonces una revisión de
políticas con respecto al agua y especialmen-
te del concepto de calidad del agua que se
utilizaba. De estas discusiones por oposición
a calidad del agua, que expresa la mayor o
menor potencialidad o aptitud del agua para
dedicarla a un uso determinado, surgió la
necesidad de definir el concepto de «estado
ecológicpara el sistema de interés. Este
concepto expresa «la calidad de la estructu-
ra y del funcionamiento de los ecosistemas
acuáticos asociados a las aguas superficiales»
y fue fundamental para la Directiva Marco
del Agua (DMA). Y esto fue lo que se vio
en este simposio, la necesidad de incorpo-
rar definitivamente en nuestro sistema re-
gulatorio el concepto también usado por
los estadounidenses en la conocida «Clean
Water Act» (https://www.epa.gov/laws-re-
gulations/summary-clean-water-act) y los
europeos en su DMA (DOCE, 2000). Tenga-
mos en cuenta que ya hay quienes sostienen
que la evaluación de disponibilidad de agua
debería integrar además de la cantidad, la
calidad y las variables ecológicas junto a los
procesos que tienen lugar en el sistema (Liu
et al., 2017).
Creo que en el simposio de Tucun asis-
timos a la misma disociación que tuvieron
los investigadores europeos a fines de los
os noventa con parámetros establecidos
desde la sica y química que no coincidían
con lo observable en las comunidades bióti-
cas. Aunque esto mismo fue discutido pre-
viamente en numerosas reuniones científicas
sobre el tema, en este caso fue patente, como
nunca para mí, la necesidad de un enfoque
a otra escala para resolver el problema. Esto
es aporque un análisis sin todos los ele-
mentos y el enfoque correcto puede conver-
Figura 2. Mesa panel sobre la problemática de la Cuenca Salí-Dulce (22 de Agosto de 2016),
durante el VII Congreso Argentino de Limnoloa. Expone Dr. E. Domínguez.
Figure 2. Discussion panel about the problematic of Salí-Dulce Basin (August 22
th.
of 2016),
during the VII Argentine Meeting of Limnology. Discoursing Dr. E. Domínguez.
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H. R. Fernández: El estado ecológico como concepto para la gestion de la cuenca Salí-Dulce
tir cualquier discusión en un debate estéril
(Fernández, 2014).
UN NUEVO CONTRATO
El trabajo de los cienficos es brindar a la
sociedad la información y esquemas teóricos
que sirvan como instrumentos para entender
el mundo (Fernández, 2014). Pero no sola-
mente esto, también entendemos que la apli-
cación de la ciencia y el desarrollo tecnológi-
co tienen receptores directos y los científicos
también deben actuar como intermediarios
(Fernández, 2014). A los editores de revistas
también les cabe una gran responsabilidad
en estos cambios porque con sus decisiones
marcan tendencias a la hora de decidir el
abordaje de ciertos temas. También es evi-
dente que el científico argentino de los últi-
mos tiempos no es el mismo de hace 20 años
atrás. La explosión de científicos volcados a
la divulgación y la publicación de artículos y
notas como la presente, en español y en una
revista local son una prueba de ello.
La adopción de un criterio como el «es-
tado ecológico» para las aguas superficiales
en Argentina seútil para evitar que dife-
rentes enfoques sobre el sistema lleven a
tensiones innecesarias entre funcionarios y
científicos. Pero no solo eso debe llevarnos
a cambios en el paradigma de pensar en la
naturaleza como proveedora de recursos.
Podríamos así saltar la visualización parti-
cionada de los servicios ecosistémicos del
agua que afecta al hábitat con la pérdida de
biodiversidad como consecuencia (Fernán-
dez y Barber, 2011). De este modo, y lejos
de la participación social deseable para el
manejo del agua en Argentina (Fernández,
2015), en lo que nos toca a los científicos,
debemos ponernos a la vanguardia, con los
pies en la tierra, y lograr que se establezca
de una vez una DMA. Por una cuestión de
afinidad histórica se puede usar el modelo
de la DMA ya probado en Europa para Ar-
gentina. Podemos incluso copiar el objetivo
de la Directiva para… «establecer un marco
para la protección de las aguas superficiales
continentales, las aguas de transición, las
aguas costeras y las aguas subterráneas». El
criterio de base para la evaluación del esta-
do ecológico es la desviación del muy buen
«estado ecológico», el cual corresponde a las
condiciones de referencia aplicables a cada
masa de agua. Ades de la categoa de
referencia o estado «muy bueno», se reco-
nocen los estados «buen, «intermedi,
«deficiente» y «mal, de modo que todos
puedan entenderpidamente de qué habla-
mos y qué se pretende. Es claro entonces que
para clasificar el «estado ecológico» de las
masas de agua, es preciso contar con los va-
lores de los elementos de calidad biológicos
en condiciones inalteradas y en este campo
hay tarea por hacer para los científicos.
Los limnólogos argentinos ya tienen he-
rramientas en el uso de organismos acuáti-
cos para establecer estas categorías en casi
todas las ecorregiones (Donguez et al.,
2016). Con esto podremos llevar alguna
tranquilidad a los argentinos, validando un
nuevo contrato entre ciencia y sociedad para
un milenio que se presenta más complejo e
impredecible de lo esperado, especialmente
en la redefinición del ambiente (Lubchenco,
1998).
UNA HERRAMIENTA
PARA ARGENTINA
Los organismos acuáticos como parte
de una métrica han mostrado ser un com-
plemento ideal para las mediciones hechas
desde la sicoquímica (Prat et al., 2009).
Dependiendo de la presencia de unos sobre
otros macroinvertebrados en la comunidad
(generalmente bentónica) nos dan una me-
dida de la situación en el sistema. Esto que
se traduce en calidad biológica del agua, ha
llevado a construir un hito dentro de la Lim-
noloa aplicada, mejondose a a día (Fer-
nández y Powell, 2010). Desde sus orígenes
se pensó en un instrumento que pudiera ser
manejado por la menor cantidad de técnicos
capacitados en una jornada de monitoreo
por parte del organismo de aplicación co-
rrespondiente. La capacitación de uno de es-
tos técnicos no debería llevar más de un mes
(según su formación escolar), dependiendo
del índice o trica elegida o establecida
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para la región. Munido de una red tipo D de
malla de 0,5 mm y no más que una buena
lupa de mano y la correspondiente clave de
identificación desarrollada para esta tarea,
debería ser capaz de obtener el resultado de
la «calidad del punto». Este resultado debe
chequearse en casos de duda en laboratorio
para los ajustes necesarios (por mayores de-
talles ver Prat et al., 2009).
La implementación de este protocolo de-
bería tener como base las Universidades que
han desarrollado las métricas atendiendo a
las particularidades de su región. Deberían
encabezar además el proceso de capacita-
ción, en acuerdo con los organismos de apli-
cación provinciales, municipales, etc. Estos
son momentos apropiados para llevar ade-
lante esta tarea, ya que en tantos años de
trabajo de los grupos de investigación hasta
hoy, no cayeron en el desaliento y si bien
los intereses en investigación aplicada lle-
varon en muchos casos a campos como la
restauración, métricas funcionales, etc., no
se abandonó el desarrollo de los indicadores
biogicos. Las permanentes reuniones de es-
pecialistas en talleres alrededor de la temáti-
ca prueba la buena salud de esta área de la
Limnología (Fernández y Powell, 2010).
LA GOBERNABILIDAD
DEL AGUA
Tomemos distancia ahora y miremos un
cuadro general para generar un contexto
para esta reflexn. La Figura 3 es un es-
quema, sobre una propuesta de Hukkinen
(1998), que servirá para mostrar ese cuadro
general. Veamos primero la meta, que hoy
indiscutiblemente es el Desarrollo Sosteni-
ble, a donde trataremos de llegar con agua
Figura 3. Estado ecogico en una representacn esquetica sobre el rol de la gobernabi-
lidad del agua en un contexto global de Sostenibilidad.
Figure 3. Ecological status in a sketch about water gobernability in a Sustentability global
context.
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H. R. Fernández: El estado ecológico como concepto para la gestion de la cuenca Salí-Dulce
accesible y disponible. La Gobernabilidad
del agua será la motorizadora del proceso,
pero antes necesita definir y cuantificar los
servicios involucrados en los ecosistemas
acuáticos de los que necesita. Definido esto,
que no es poco, el «Estado Ecológico» cual
señal de tránsito ferroviario, nos indicará
si podemos avanzar y cuánto en el manejo
del ecosistema. Acordemos como definición
actual que la gobernabilidad del agua es
el conjunto de sistemas poticos, sociales,
ecomicos y administrativos encargados
de gestionar los ecosistemas acuáticos para
mantener accesibles sus bienes y servicios.
Por lo tanto, diseña y adopta las leyes, las
políticas y las instituciones adecuadas para
llevar adelante esta tarea. Aquí volvemos a
lo dicho antes, la ciencia con sus instrumen-
tos debe ser el proveedor del «combustible»
al tren de la gobernabilidad (del agua) para
las mejores decisiones (Fig. 3). Porque sólo
la ciencia puede ayudarnos en la lucha con-
tra las incertidumbres que nos plantean los
sistemas ecológicos y más aún si queremos
manejarlos. Estos sistemas complejos requie-
ren nuevas aproximaciones totalizadoras y
funcionales: Debemos incluir en este esque-
ma la economía regional interactuando en
todo el cuadro con un sistema biofísico glo-
bal. Como sostienen Gowdy et al. (2010),
la economía real no puede estar fuera del
sistema que provee la energía, los materiales
y un medio que procesa los desechos. Y todo
esto sin descartar a la sociopolítica que en
su rol de comprender mo es la realidad
y por qué es así, será la «fuente externa de
combustible» para la ciencia (Fig. 3). Esto
debe ser así porque aprehendiendo las ideas
de Lubchenco (1998), los roles de la ciencia
no han cambiado pero las necesidades de
la gente se han modificado dramáticamente.
Aquí debemos decir que la Limnología como
ciencia que estudia los ecosistemas acuáti-
cos continentales se presenta como opción
de consulta válida en estos procesos (Fer-
nández, 2015). La interdisciplinariedad tiene
un rol fundamental en este modelo y allí la
Limnología realiza esfuerzos cotidianamente
para producir una ciencia superadora (Fer-
nández, 2015).
Finalmente, y volviendo a la Figura 3,
nótese que, en este esquema idealizado,
la sociedad es la que decidirá, mediante el
«deso o cambio de agujas» en los rieles,
hacia dónde quiere que se dirija el tren de
la gobernabilidad del agua.
AGRADECIMIENTOS
Al editor y a los dos revisores que con sus
opiniones y observaciones hicieron de este
texto un mejor producto.
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